- LAS AUTOLESIONES, CONDUCTA
AUTODESTRUCTIVA
Las autolesiones constituyen un
importante problema en la salud integral del adolescente. Existen pocas
publicaciones, procedentes, en su mayor parte, de los servicios de urgencias de
los hospitales. El sesgo es importante: vemos solamente la punta del iceberg de
estas conductas. Pero no podemos simplificar estas conductas ni entenderlas,
simplemente, como una demanda de atención.
La conducta autolesiva consiste
en la provocación de un daño de forma deliberada en el propio cuerpo,
principalmente a través de cortes; pero también en forma de quemaduras y abuso
de drogas, alcohol y otras sustancias. Suponen una manera de afrontar
sentimientos difíciles que crecen dentro de uno mismo. Los adolescentes
afrontan estos sentimientos de distinta manera, y eso lleva en ocasiones a
conductas como pellizcarse la piel, realizar una ingesta medicamentosa o
tirarse del pelo. En cualquier caso, se trata de un motivo de consulta
frecuente en muchos servicios sanitarios.
PREVALENCIA
Parecía que estas conductas se habían estabilizado,
pero últimamente están reapareciendo y aumentando su incidencia entre
adolescentes (1). Los datos sobre prevalencia son dispares, oscilando entre el
1 % y el 6,5 %. Suelen ser más frecuentes en hombres que en mujeres. A menudo
los padres ignoran estas autolesiones.
Las
autolesiones aumentan en jóvenes diagnosticados de patología psiquiátrica,
especialmente en casos de depresión, trastorno bipolar, trastorno de conducta y
trastorno de ansiedad.
Actualmente,
se hace imprescindible una correcta unificación de criterios para mejorar el
diagnóstico y abordaje de este tipo de conductas, así como un mayor número de
estudios que aporten información que sin duda sería útil para los clínicos que
atienden habitualmente a estos jóvenes.
FACTORES
DE RIESGO
Están
en función de las características personales y del entorno de los adolescentes:
1.
Características personales. Especialmente, cuando existe escasa
capacidad para la resolución de problemas, y elevados niveles de impulsividad,
desesperanza, ira y hostilidad.
2.
Trastornos psiquiátricos. Especialmente, depresión, trastorno de
conducta, y patología dual, asociada al consumo de substancias.
3.
Características familiares. Desde la convivencia con un solo
progenitor (50%) hasta otros problemas de convivencia entre los padres, o
escasa calidez en las relaciones familiares.
4.
Los medios de comunicación. La publicidad dada a través de los
medios de comunicación sobre un caso de suicidio puede incrementar los
suicidios. Existe un pacto de silencio en prensa y televisión sobre suicidios
reales. Pero no existe tal pacto para las series televisivas en que aparecen
suicidios ficticios. Estos programas televisivos tienen especial importancia en
adolescentes de 14 años (2).
DIAGNÓSTICO
Y TRATAMIENTO
Para
el diagnóstico es imprescindible la colaboración del psiquiatra infantojuvenil.
La aproximación diagnóstica comprende la valoración más ajustada de cuál ha
sido el acontecimiento que ha provocado esta conducta (acontecimientos vitales,
motivos y circunstancias, posible abuso de alcohol y otras circunstancias del
entorno que puedan hacer prever una ideación suicida) y la realización de una
correcta y completa historia clínica: antecedentes familiares de depresión,
alcoholismo, otro trastorno psiquiátrico o suicidio, conductas autolesivas
previas, trastorno psiquiátrico previo ( diagnóstico y tratamiento), evidencia
de alguna enfermedad médica actual o previa. El profesional competente
realizará un examen del estado mental y se intentará llegar a un diagnóstico
psiquiátrico o, cuanto menos, un diagnóstico funcional. Es importante evaluar
cuidadosamente el riesgo suicida y la repetición de la conducta autolesiva.
El
tratamiento estará en función del diagnóstico. Por lo que se refiere a la
psicoterapia, habrá que actuar sobre la capacidad en solución de problemas,
terapia cognitivo conductual, entrenamiento en habilidades sociales, y
autocontrol de la ira. Muy a menudo se necesitarán técnicas de terapia
familiar.